SOS Ruidos

Vivimos en un distrito con alto grado de contaminación acústica, fundamentalmente derivada del tráfico y de los locales de ocio y restauración.
Uno de los asuntos de los que la asociación se ocupa desde siempre es el RUIDO.
No podía ser de otra manera ya que vivimos en un distrito con alto grado de contaminación acústica, fundamentalmente derivada del tráfico y de los locales de ocio y restauración.
En Chamberí entran cientos de miles de vehículos diariamente, ya sea para actividades laborales o de paso hacía otros puntos. El distrito es acceso desde las carreteras de Burgos por la Castellana, desde la de Barcelona por Rios Rosas y Avenida de Filipinas, desde la de La Coruña por Cea Bermúdez y Abascal. A esto hay que sumar los Bulevares, Raimundo Fernández Villaverde-Reina Victoria; Génova-Santa Engracia…
Todas las vías señaladas tienen 6 o más carriles de circulación (verdaderas autopistas sin peaje). La contaminación acústica y ambiental supera cualquier recomendación de instituciones internacionales y de las Leyes españolas.
Aquí, el problema del tráfico es histórico y a los sucesivos gobiernos municipales no parece preocuparles. El asunto es de gran magnitud y afecta a varias clases de vías por lo que las soluciones, a medio y largo plazo, solo existirán si se implican todas las administraciones.
Otro gran generador de contaminación acústica son los locales de restauración y ocio.
Ser un distrito con gran población universitaria puede atraer la instalación de negocios dedicados a esa actividad.
Pon los pies en el barrio
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El primer gran foco de contaminación acústica a consecuencia del ocio nocturno fue el espacio que se hizo famoso como “los bajos de Aurrerá”. Decenas de discotecas y otros locales semejantes se instalaron en los bajos de los edificios que forman una plaza casi cerrada. La vida de los residentes se convirtió en un auténtico infierno. Algunos vecinos de aquellos edificios se dejaron la salud y el dinero para intentar solucionar la situación hasta que consiguieron la declaración de ZPAE de Aurrerá.
El problema, que no se solucionó totalmente y se desplazó a las calles adyacentes.
Aunque en 2016 se amplió la ZPAE a varias calles del barrio de Gaztambide, el Ayuntamiento no ha puesto los medios previstos en el plan, para hacer cumplir lo establecido, hasta el extremo de que la evaluación que deben hacer cada 6 meses no se ha hecho en 4 años.
Los locales de ocio nocturno se han ido extendiendo a otros barrios, muy especialmente a la parte final del de Vallehermoso, sin que el Ayuntamiento haya limitado tal proliferación en zonas residenciales.
La convivencia con estos locales ha sido, es y será imposible porque sus horarios y su actividad son incompatibles con las zonas residenciales donde las personas que las habitan necesitan descansar para desarrollar su vida.
Los locales de restauración en general ( que también son excesivos) han venido conviviendo con el vecindario sin grandes problemas. Pero en eso llegó la Covid y el Gobierno Municipal, en mayo de 2020, autorizó la ampliación de miles de terrazas en aceras y la instalación de centenares de nuevas terrazas en plazas de aparcamiento. Todo ello sin aumentar los medios técnicos y humanos para hacer frente al crecimiento en miles de clientes ocupando miles de metros de espacio público.
La tormenta perfecta:
- hosteleros (muchos) que incumplen sistemáticamente horarios, aforos, medidas de seguridad para los viandantes, etc. sabiendo que no hay policía y otros medios municipales para hacer frente a sus desmanes.
- Clientes con ganas de salir a la calle tras meses de pandemia e incertidumbre, a los que se les ha olvidado (o nunca han sabido) que la libertad es hacer lo que te dé la gana sin pisotear los derechos de los demás.
- Vecinos que día y noche no pueden descansar ni pasear por las calles de sus barrios. Tampoco pueden aparcar porque las plazas se han convertido en bares.
Nos hemos opuesto al abuso sistemático del espacio público. Lo consideramos una privatización que resta derechos a la ciudadanía en general para dar negocio a unos pocos empresarios del sector de la hostelería.

Nos hemos opuesto porque con esa hostelería salvaje están haciendo desaparecer al pequeño comercio a quien hacen invisibles tras toldos y cerramientos así como dificultando el paso a los locales. Y a los bares familiares que no pueden (y en muchos casos no quieren) competir con ese modelo de negocio.
Hay otros muchos focos contaminantes: carga y descarga, recogida de residuos, tiendas de 24 horas y tiendas de conveniencia, locales de reparto de comida (ahora además las “concinas industriales” y las “tiendas oscuras” (dark stores) con centenares de repartidores día y noche. La lista es larga.
Hay quien dice que una terraza, una cocina, una tienda 24 horas, etc. tampoco es para tanto. Nosotros decimos que es para tanto y para más. A quien le toca un local ruidoso debajo de su ventana le han destrozado la vida. Y posiblemente la hacienda porque, cuando se da esa circunstancia, cada vez se hace más difícil vender o alquilar una vivienda.
Somos vecinos, somos residentes de barrios de Chamberí, queremos y peleamos con otros muchos vecinos por un barrio libre de contaminación.
La contaminación acústica mata. La contaminación ambiental también. Tomemos conciencia de ello y cambiemos la situación para dejar un barrio mejor –en una ciudad mejor- a los que nos sucederán.